La expedición libertadora

437 muertos y heridos y echó a pique tres cañoneras; Coig regresó a1 Callao a favor de una calma, con la noticia de haber errado el golpe. Cuanto m*s se oye a los jefes y oficiales de la división sobre el espíritu de los pueblos del Perú más interesa el empeño de pro– tegerlos. Todos esos habitantes claman por usted. Han prestado toda clase de auxilios a la escuadra, incluso caballos, para integrarse al– gunas partidas, y sería una crueldad dejarlos burlados en sus espe– ranzas. O'Higgins me dice escriba a usted acerca de su vuelta, trata de veras que se realice una expedición contando, como he dicho a usted en mis anteriores, con las fuerzas existentes en esa provin– cia. Los aprestos se harán por empresarios, pues la resolución sobre las proposiciones de Peña, Solar y Sarratea dependen solamente con la comparación de otra que Arcos ha presentado separada– mente. Convengo con usted en que será imposible expedicionar con 6000 hombres en tan corto tiempo, pero no debe bajar de 4000. Antes de salir Cochrane de Santiago manifestó a Q'Higgins, las ventajas que obtendría sobre el enemigo si se le daban 400 hombres de desembarco; en mi opinión .el pensamiento es excelente siempre que esta división sea mandada por un oficial prudente; juicioso y emprendedor, quisiese saber el parecer de usted sobre si lo cree conveniente y quién podría mandarla. Freyre escribe desde Arauco: ha desbandado los grupos que quedaron con Benavidez y parece que por aquella parte no hay que temer. Las montoneras de Talca han concluído; los últimos 50 grana– deros que quedaban con Vargas se han entregado; otro hermano de Prieto ha sido fusilado; sepa usted que el catalán Malina no estaba comprometido en la montonera, fué remitido cachumbeada– mente creyendo que a falta de un oficial le darían a él mando co– mo sucedió; y nos ha hecho un gran servicio. Adiós, mi amado amigo. Mucho desea verlo por acá su eterno amigo. T. Guido. -o--

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