La expedición libertadora

441 (252) Santiago, 8 de julio de 1819. Señor don José de San Martín. Mi estimado amigo: Por la de usted de 21 de junio he sabido con sumo placer la me– joría de su salud: anhelo por noticias de su pronto restablecimiento. Me dice usted desea saber si hay o no expedición y yo creo que mucho ha, usted ha debido decidir este punto y obrar en consecuen– cia; pero la desgracia de América ha querido que la voz de algunos amigos dignos de completa confianza haya sido débil para fijar una resolución a usted. Ignoro si habrá o no expedición aunque el Gobierno no parece decidido a ella, nada veo hacer a este respecto: ya sólo puedo asegu– rar que no cesaré de clamar porque se efectúe la expedición, y que nada me disipará el temor de que el tiempo perdido es un precipicio a las libertades americanas. Entiendo que Lord Cochrane se empeña en llevar consigo seis– cientos o mil hombres para auxilio de sus empresas parciales y pro– porcionar subsistencia a la escuadra, el pensamiento sería útil si fijamente hubiesen de marchar al Perú 4000 hombres para enero. De lo contrario no veo sino una guerra de pillaje opuesto a nuestros principales intereses y ruinosa de nuestros objetos políticos. La cues– tión se sujetará al examen de los amigos, y oyendo a Jonte se decidirá con mejor luz. Si se ratifica por el Gobierno de Buenos Aires, el tratado sobre gastos de expedición, creo que nuestro gobierno debería facilitar para noviembre cien mil pesos destinados únicamente para la caja militar : procure usted saber ésto y muy pronto. La contribución pro– yectada sobre este país se insumirá en los preparativos de aprestos de maestranza, vestuarios, y no habrá un superávit de fondo a menos que los extranjeros especulen en un empréstito al aproximarse el em– barco de la fuerza. Borgoño me ha asegurado que todo lo perteneciente a maestran– za puede alistarse en mes y medio si se le auxilia. El tiempo corre y no vuelve.

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