La expedición libertadora

446 la guerra en este país y nuestros conflictos principiarán cuando debieran haber concluído. Si nuestro Gobierno toma sobre sí los gastos de la escuadra para que proteja el Río de la Plata, no veo poder para soste· ner un peso tan enorme, y la escuadra sólo bastaría para ago– tar el último real de nuestro miserable pueblo, sin adquirir con estos sacrificios un bien real y permanente. Ninguno de estos extremos tocaremos si elegimos el único medio para salvarnos, que en mi opinión nos resta, siempre que usted se encargue de la ejecución. Preparemos el último esfuerzo en una expedición de cuatro mil hombres disp~mibles para los primeros sucesos de la escuadra. Si ésta triunfa salga el ejér– cito para Guayaquil con seis mil fusiles de repuesto y convoya· da por dos buques de guerra; el resto de la escuadra doble el cabo para el Río de la Plata, si hubiese de ser atacado; y cuando hayamos completado en Guayaquil un ejército de seis mil hombres, caigamos sobre la capital de Lima con toda la masa y perezcamos o demos en tierra con el coloso del Perú. Si no ejecutamos este plan, no diviso término a la guerra, ni menos los recursos para sostenerla sin tocar en la anarquía. Si después de nuestros preparativos nuestra escuadra fuese derro· tada, habríamos conseguido aprovechar el tiempo que ahora perdemos en una ruinosa inacción, y el enemigo nos hallaría en aptitud de rechazarlo ¿Qué puede oponerse a la realización de .:sta idea? Mientras tanto estarnos reducidos por acá a conservar la armonía y a mantener la disciplina de la división de los Andes. El tiempo corre, los peligros crecen y nuestra actividad no se redobla. Mañana espero a Jonte moribundo: su enfermedad del hígado se ha agravado y según las relaciones de algunos que lo han visto, concibo pocas esperanzas. Un inglés que sacó Cochrane del Perú, ha sido nombrado su secretario. Por la gaceta habrá usted visto la vindicación de Blanco: algunos Capitanes ingleses le formaron una celada en que cayó candorosamente: el último suceso le servirá de lección. Se trata de que vuelva a la e!¡cuadra. Algunos amigos me han prometido presentarme propuestas sobre auxilios para una expedición de 4000 hombres al Perú: las

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