La expedición libertadora

449 El plan de usted acerca de la escuadra, sobre que contesté por el extraordinario del 7, me ha ocupado y me ocupa sin cesar viendo medio de conciliar los grandes resultados de Ja destruc– ción de la expedición española. Después que Cochrane <lió verbalmente su opinión tal cual lo hacía en su oficio, se inclinó a que destruída que fuere la escuadra del Callao, doblase la de Chile al cabo de Hornos con el fin de destruir la expedición ~spañola, aunque los navíos que esperan quedasen en el Pacífico. Hoy se ha ratificado en esta opinión y según ha dado a entender a un amigo mío, sólo encuen– t1 a dificultad en falta de fondos para socorrer la escuadra a su regreso a Valparaíso después de incendiar Jos buques del Callao. Yo miro siempre por muy remoto el que doble el Cabo, por– que según las noticias últimas los navíos pueden estar para sep– tiembre u octubre, y para este tiempo apenas habrá concluído Ja empresa del Callao y difícilmente deja Cochrane de buscar los navíos en el Pacífico. Lo mejor es contar con lo seguro: repito que pueden ir la Argentina, la Chacabuco y el Intrépido al Río de la Plata. En Santa Catalina existe la fragata Horado de este Gobierno; este buque puede conseguirse con el desembolso de veinte y nueve mil pesos; si se arman dos fragatas más con Ja fuerza útil, pode– mos tener un buen día: Ja actividad es la mitad del triunfo. Aquí apenas alcanzarán las planchas de hierro fundido para rompletar los cohetes que ha pedido Cochrane. Yo he visto sus efectos en dos pruebas que se han hecho y estoy seguro que toda Ja escuadra española perece en el río, si Buenos Aires consigue esta arma, mucho más con la fragata de vapor que debe llevar. Sea la primera diligencia de usted hacer volar a ésta cuantas planchas de hierro fundido se encuentren para los cilin– dros: allí encontrará usted quien las busque aparentes, y si se pone algún dinero en poder de Lemes a mi disposición para estos gastos, yo ofrezco a usted que los haré trabajar sin parar y los haré volar a la capital. Aquí están los maquinistas listos y demás instrumentos y el trabajo anda en proporción del arriero. Incluyo a usted la carta que he recibido de Puertos Interme– dios, del Cachumbo que enviamos por allá. Lo espero dentro de siete días u ocho, y con él los detalles que enviaré a usted; el refuerzo de mil hombres a La Serna me hace creer algo de la expedición al Río de la Plata, porque el ejército del Perú en tal caso se empeñará en formarnos el ciñuelo.

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