La expedición libertadora

484 A pesar la flacura de las cabalgaduras de San Luis sacaré de esta jurisdicción 1500 caballos; por lo tanto es necesario que por lo menos se sirva V. S. disponer se me apronten para mi paso por esta provincia, 2000 caballos y 300 reses, sin cuyo au· xilio la dicha división no podrá dar cumplimiento a las supremas órdenes. Ruego a V. S. muy encarecidamente libre las órdenes más positivas para que el expresado auxilio esté pronto a más tardar para el 20 del entrante. Espero se sirva V. S. comunicarme sus avisos sobre estos auxilios, así como de decirme con el comisionado, con quién de– bo entenderme y que V. S. tendrá la bondad de nombrar, luego que la división pise el territorio de su mando. Noviembre 22. Al Coronel don Rudecindo Alvarado.-No obstante las órde– nes comunicadas a V. S. para que con el batallón de su mando, se ponga en marcha para esta capital, la suspenderá y en el caso de haberla ya emprendido regresará el batallón a esa de San Juan, hasta esperar nuevas órdenes. La construcción de vestuarios y demás aprestos que V. S. había comenzado en ésa, continuarán con la misma actividad hasta poner ese batallón en estado de poder marchar a primera orden. Luego que V. S. deje arreglado todo lo perteneciente a su cuerpo, y comunicadas las órdenes oportunas a su Sargento Ma– yor para el mejor arreglo de él, se pondrá en marcha para ésta por ser precisa su persona para seguir con el mando de la divi· sión. Noviembre 23. Al Gobernador de San Luis.-Incluyo a v.s. en copia los oficios muy reservados que pasa el General en Jefe del Ejército del Perú, referente a la prisión del Capitán General don Manuel Belgrano y del Coronel don Domingo Arévalo. Este hecho es escandaloso, no puede menos que ser fomentado por los enemi– gos del orden y es de temer que sus ramificaciones se extiendan a otros puntos. Por lo tanto encargo al conocido celo de V. S. ponga por su parte cuantos medios le sean imaginables, para poner la jurisdicción de su mando a cubierto de toda tentativa. El mismo señor General en Jefe interino, me avisa la justifi– cación plena que tiene hecha contra el ayudante don Ventura Alegre, pero en esa como igualmente sus demás compañeros en la correspondencia incendiaria que éste remitía al Capitán don Félix Garzón en Tucurnán, cuyo individuo· es uno de los cons· piradores en aquella ciudad. Estas circunstancias me hacen re-

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