La expedición libertadora

497 CARTA DEL DIPUTADO DEL GOBIERNO DE BUENOS AIRES ANTE EL DE CHILE, A SAN MARTIN QUE SE ENCONTRABA EN BUENOS AIRES, SOBRE LA CONDUCTA DE LA GUERRA CONTRA EL VIRREY. Santiago de Chile, 2 de junio de 1818. (279) ¿Dónde está usted, mi querido amigo, que no se acuerda de los pobres que hemos quedado en el palenque? Sea muy enho– rabuena el silencio, si también entra en el plan de sociego que le deseo. No está malo el frote que ha dado Cajaraville a los facinero– rosos que se habían reunido al sur del Maule. Lo mejor de este suceso es la pérdida de los caudillos más acreditados que podían revolver 'Ja provincia de Concepción. Regresó la corbeta de guerra americana Ontarlo, trayendo de Lima a don Félix Olhabarriague y Blanco, y de su secretario a un comerciante inglés, don Thomas Crompton, con el fin de proponer a usted un canje de prisioneros. La comisión trae plie– gos de Pezuela para usted, que aún no se han recibido. Mañana deben llegar aquí con los cuatro oficiales prisioneros nuestros que envía el Virrey como garante de su buena fe. He hablado largamente con el americano Prevost sobre el actual estado de Lima militar y político; nada ha hecho Pezuela después de la noticia de la derrota de Ossorio: la sorpresa fue espantosa, y muy notable la efervescencia de los patriotas, a pesar ce la severidad de la inquisición para no permitir leer un papel. No hay más tropas que ochocientos hombres de línea, con órdenes de partir a Arica, en donde por voz general se presumía un des– embarco de una división nuestra. Todo está en desconcierto, y la falta de oficiales y de armas es para ellos irreparable. En una palabra: por cuantas relaciones he tomado puede demostrar– se que tres mil hombres tomaban en el día aquella capital. ¡Cuánto extraño en estos precisos momentos la presencia de us– ted! Tal vez en un siglo no se presente ocasión más bella para coronar nuestra obra. Luego que llegue el teniente coronel Quesada (uno de los prisioneros que vienen en la Ontario), procuraré pase inmedia·