La expedición libertadora

52 emigrados, y se les convenció de no ser provechosas las circuns– tancias, en razon de la ninguna confianza que se tenia, pues pasa– dos muy pocos días, los pr-incipales empeñados me presentaron un memorial diciendo, que con motivo de haberse separado del mando al tirano Elorreaga, de Coquimbo, y sucedídole el manso, el benéfico y justo Matta, se les concediese permiso para poderse reunir á sus familias. Esta petición tan escandalosa no pude me– nos que castigar con su destierro á San Luis: por este pequeño re– lato forme V. E. su cálculo. Nada diré á V. E. de los señores Carreras; no me meteré á investigar si bien su conducta ó la rivalidad de sus enemigos lcr: han desacreditado en su pais, y de consiguiente, dudo mucho d<: la opinion que dicen tener en Chile. Y á la verdad, Señor excmo. "!Ue es muy difícil, por no decir imposible, el que un hombre man– tenga su opinión despues de haber perdido un Estado. Don José Miguel Carrera se queja de haber sido arrastrado por inteligencias las más degradantes ante el gobierno pasado: tenga V. E. á bien pedir la correspondencia escandalosa en que insultaron á este go· bierno los pocos días de su permanencia en esta: pero mejor y con menos trabajo, oiga V. E. lo que le diga el ministro de la guerra, don Marcos Balcarce, testigo personal de los sucesos, y el que im– pondrá igualmente á V. E. sobre los puntos del citado proyecto, pues su permanencia en Chile y su carácter reflexivo, le han hecho adquirir conocimientos preciosos. Chile, Exmo. Señor, debe ser reconquistado: limítrofe á no– sotros no debe vivir un enemigo dueño despótico de aquel país, en– vidiable por sus producciones y situación. De la fraternal comuni– cación con él ganamos un comercio activo que forma la felicidad de nuestros conciudadanos y gran masa del fondo público. Si se– ñor: es de necesidad esta reconquista; pero para ello se necesitan 3500 á 4000 brazos fuertes y disciplinados, único medio de cubrir– nos de gloria y darle libertad a aquel Estado; pero esto podrá verificarse cuando V. E. haya derrotado la expedición peninsular y Pezuela haya abandonado nuestro territorio.-Mendoza l? de junio de 1815. JOSE DE SAN MARTIN. Al Excmo. Sor Supremo Di– rector suplente del Estado. (Publicado por Barros-Arana en la «Hist. de la Indep. de Chile»). Decreto marginal Buenos Ayres, Junio 14 de 1815-Archívese con los antece-

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