La Marina, 1780-1822

LA MARINA 121 dieron bajo de la mas seria responsabilidad caso de ulterior pro– cedimiento. Que es cierto llegamos al muelle con Jos prisioneros y camas, donde encontramos al señor don Domingo Cordero Ad– ministrador, con un trozo de gente que se le había dejado para recibirlos, y un golpe de gente extraordinario a la novedad a gus– to que les causaba: y que inmediatamente los mandé separar y llevar a los prisioneros a una pieza alta de esta Aduana con sus camas. alojándolos del mejor modo que brindaba el puerto y merecían sus graduaciones, poniéndoles de contado una guardia correspondiente y ordenándose al Subdelegado de Marina les asis– tiese con Jo necesario de cuenta del Estado. Que luego me retiré a mi casa para poner el parte a la Comandancia de Piura y otro al sitio de Ja Huaca en solicitud del cirujano don Hipólito Villa– visencio para reparar a los heridos, que cinco días ha no se les hacía curación formal, y que evaquado este paso oyó repicar las campanas de las dos iglesias de este puerto, y el pueblo hizo de– mostraciones en obsequio de la Patria. Que es evidente consta al declarante y a todos el buen orden que se ha llevado en esta ma– teria, en la que nadie podrá decir de extravío n i menos lo ha oído decir; y sí solo un exacto cumplimiento debido (fol. 99) a mi en– cargo. Que también es cierto que el día veinte y dos a las seis de la mañana se tremoló la bandera con repiques de campanas, a que contestó el Paylebot Correo fijando la suya por la Patria, que habían dispuesto, con la salva de dos pedreros y trece fusiles que cargaba el buque, y de contado me embarqué con don Manuel Otoya, Subdelegado de Marina, y fuimos a bordo a traer los equi– pajes, los que se guardaron y custodiaron debidamente en mi casa, continuando el depósito de llaves a cargo de don Manuel Otoya hasta el veinte y tres que llegó de Piura el señor Coman– dante Militar don Félix Olazábal. Que en cuanto al aprisonamien– to del buque sobre que es preguntado, dice: Que luego que el Con– tramaestre supo la noticia de que la Provincia estaba por la Pa– tria les dispuso el ánimo para hacerlo, y que desde el Capitán al paje fueron complacidos que se verificase sin pérdida de tiempo, ya sea por lo que juzgaban de utilidad en los intereses de los pa– sajeros quanto por la correspondencia que conducían para Pa– namá destinada a la Corte, y que según vió fué despachada de este puerto a la Capital de Truxillo con un oficial y escolta. Que es cuanto tiene que decir en el particular y la verdad que sostiene bajo del juramento fecho, en que se ratüicó y afirmó siéndole leída esta su declaración. Dice que es de edad de treinta y tres

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