La Marina, 1780-1822

120 CAP. DE NAVIO JULIO J. ELIAS de Comandante Militar. Que efectivamente practicó esta diligen– cia en los términos que se le en cargó y puesto el parte en manos mías procedí entonces a preguntar el estado y seguridad del bu– que en que estaba, a lo que me contestó que solo aguardaba el Contramaestre se le pusiesen unas señales de luces en la Aduana y se le t irase un tiro para fondear libremente. Que los pr ision e– ros se hallaban con toda la seguridad posible, en cuya virtud se dieron en tierra todas estas providencias y de contado en quatro lanchas que ya estaban prevenidas en el muelle me embarqué con los señores don Manuel Otoya, don Vicente Castañeda, el Alcalde de este puerto, don Manuel Reyes y los que vinieron con el parte, y en las demás el Subeteniente don Nazario Frias, el Alferez gra– duado Miguel Mogollón, con gen te arm ada de sab les y pistolas, para ampararse del buque. Que a las diez de la noche poco mas quando fondeó el referido buque, habiendo llegado la (fol. 98) gente de tierra, el recibimiento fué con vivas demostraciones de regocijo, prorrumpiendo en alta voz todos, Viva la Patria en Unión y Libertad, a que se les contestó de la referida lancha. Que es efec– tibo se hallaban a la borda del buque y al lado de babor el Con– tramaestre don Victoriano Cárcamo, don Miguel Gamón, que h a– bía hecho de Capitán, y el piloto don Juan Antonio Tellechea, con los demás que hacían la tripulación del buque. Que puesto a bor– do encima de cubierta pedí la llave de la Cámara y con singular complasencia las en tregó el Contramaestre, con cuyo motivo man– dé abrir la Cámara, dejando la tropa en las lanchas y con orden de que ninguno pisase el buque h asta segunda orden. Que es cierto entré a la Cámara con don Manuel Otoya Subdelegado de Marina, don Vicente Castañeda y el Contramaestre Cárcamo, el qual hizo entrega de los prisioneros, y vistos se encon traron de esta clase a don José Enriquez de Guzmán, don Cipriano Méndez, don N. Cortines, D. Manuel Quesada, D. Gregorio Fernández, D. Plácido Zamora y otro europeo de Orden anza del Caballero Cor– tines, y que en el momento mandé se vistiesen, alistando sus camas para traerlos a t ierra, lo que verificaron así cerrando cada uno de por sí del mejor modo con llave sus equipajes y quedando estos en la Cámara mandé cerrarla y me traje la llave con todos los prisioneros a tierra. Que también sabe las deposité en el Sub– delegado de Marina y de contado hice subir la tropa al Paylebot y la dejé en custodia a las órdenes del Subteniente (fol. 98v) don Nazario Frías y Alferez graduado de Pardos Libres Miguel Mogo– llón con la orden que no se permitiese tocar buque alguno al ex– presado Paylebot Correo, y otras prevenciones militares que se

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