La Marina, 1780-1822

LA MARINA 125 daba el puerto y requería la graduación de ellos. Dice que es efectivo que los prisioneros me expusieron con mucho agrade– cimiento la asistencia y buen trato que se les dió a bordo, extre– mándose en la mayor parte el que declara. En quanto a las de– más operaciones, dice el que declara que habiéndose quedado a bordo nada puede decir de ellas, solo sí en la mañana del veinte y dos a las seis habiéndose fixado la bandera de la Patria en tie– rra con repiques de campanas, mandó tremolar la suya que ya tenían dispuesta y contestó con una salva de dos pedreros y trece fusiles que cargaba el buque y de pronto me asomé a bordo con el Subdelegado de Marina trayendo los equipajes, guardándolos y custodiándolos (fol. 102v) del mejor modo en su casa, conti– nuando el depósito de llaves en poder del Subdelegado de Mari– na hasta el siguiente dia en que llegó el señor don Félix Olazábal Comandante Militar del Partido a consecuencia del expreso que se le hizo la noche del veinte y uno con inserción del parte que pasó el que declara. Que es cierto que en el aprisionamiento del buque el que declara con los demás tuvieron gran complasencia ya sea por el interés poco o mucho de él, quanto por la corres– pondencia que llevaban de Oficio para Madrid. Que también sa– be que ésta puesta en tierra caminó oportunamente con un Oficial y escolta para la ciudad de Trujillo. Que en quanto a desorden o extravío de interés, lo único que sabe es que don Manuel Quesada dicen le dió a bordo del buque al negro Nazario Ramos, criado de don Miguel Gamón, unas diez y seis o mas onzas y que el negro dice se las han robado a bordo, mas hasta la ocasión pre– sente ni se sabe quién las robó y el dueño carece de ellas. Que asimismo declara que al otro día del aprisionamiento del buque lo llamó a la Cámara el Caballero Cortines, quien le daba dos– cientas veinte y una onzas de oro y seiscientos pesos en dinero para que se sirviese de estas cantidades bajo del conocimiento o gratitud le cediese una cantidad para sus auxilios: a lo que le contestó el que declara le permitiese guardar este dinero en sus arcas porque no tenía a bien encargarse de él, y aunque (fol. 103) lo persuadió varias veces para esta ocultación el Caballero Cor– tines no se convino el que declara a tal procedimiento quando su intención era hacer un servicio completo de amor y fidelidad a la Patria: Y del mismo modo, iguales persuasivas le hizo otro prisionero, alto de cuerpo, que según entiende sea don Gregorio Fernández con cien onzas de oro que con repetidas instancias le daba y el que declara no las quiso recibir, como igualmente ha oído decir a bordo del buque que el Caballero dueño del relox

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx