La Marina, 1780-1822

300 CAP. DE NAVIO JULIO J. ELIAS pagase el Gobierno del Perú para borrar todas las sospechas tan infundadamente impresas en el ánimo de los marineros, viendo que los frutos de su trabajo y la privaciones que ha padecido han servido para saciar la rapacidad de individuos, o para proveer las necesidades del gobierno necesitado. Sírvase U.S. notar la injus– ticia con que reclama Lord Cochrane del Gobierno del Perú los haberes atrasados de las tripulaciones que ciertamente confesará la equidad U.S. que deben ser satisfechos por este Estado, no me– nos que el valor de la fragata Esm~ralda perteneciente a Chile, y que tremolaba su bandera. QUEJAS DEL ALMIRANTE. Prescindimos de hacer observar ·a U.S. el lenguaje indecoroso en que se expresa el Vice-Almirante de la Escuadra de Chile respecto de su Gobierno, porque él es demasiado notable para que se escape a la observación de U.S.; pero no podemos omitir de manifestar que él mismo, después del saqueo de Ancón, se declaró el defensor de los intereses y conducta de este Supremo Gobierno para probar la suya, no ha cesado antes de perjudicar a aquellos y desacreditar al Excmo. y varios miembros de la Administración tratándoles de ignorantes. Prueba de ello es una carta que dirigió al señor Minis– tro del Perú con fecha 16 de febrero de 1821, en que se queja amar· gamente de que el Gobierno de Chile dejase salir a la fragata Miantinomo, y aún dice que "a no ser por sus deseos de ayudar al General en Jefe que fue su apoyo contra las mas bajas intrigas, dejaría inmediatamente el mando". Lo es también el oficio que pasó al mismo primer Ministro fecha 4 de agosto, manifestando que "los marineros estaban muy descontentos", y que temía algún motin si no se les pagaba sus haberes, mayormente cuando esta· ban tan escarmentados por lo acaecido con el Gobierno de Chile el cual dice Lord Cochrane: "Se disgustó con él porque le habló la verdad". Finalmente, en su carta de 4 de agosto al Excmo. Sr Protector dice que "sin temor de cualesquiera conseceuencia debe hablarse la verdad en recompensa del apoyo que le dió en un tiem– po en que los mas bajos planes e intrigas se tramaban para despe– dirle del servicio de Chile, sin otro medio que el aborrecer a los hombres de poco talento y de menos expediente, a aquellos que desprecian las acciones de la rastrera astucia; n o merece, agrega. otra descripción la conducta del Senado y de zenteno". Prosi· guiendo en sus reflexiones a S.E., bastante intempestivas por cierto, supuesto que nunca se manifestó inclinado el Protector a

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