Fénix 17, 39-62

40 FENDC el baptismo se les acostumbran entre christianos y de estos mismos los com– pelan a usar entre sí. Mas los sobrenombres para que entre sí se diferencien procúrese que los varones procuren los de sus padres y las mujeres los de sus madres" . Aunque el texto da la impresión de implantar una costumbre cristiana española, en realidad es así solamente en cuanto a los nombres de bautismo. Lt~ segunda. frase empezando con "mas" (en el sentido de "pero") y que se re– fiere a los apellidos, afirma una costumbre indígena ya existente. Podíamos además atestiguar la costumbre ya en el año 1582 en el libro de matrimonios de Anta (1582-1619), uno de los pueblos relacionados con la familia Orcosupa cuyo apellido se encuentra también ya en este libro de matrimonios. ¡Y difí– cilmente los Españoles habrían podido implantar una costumbre que no cono– cieron en su patria o en otra parte del mundo y que no implantaron en ninguna otra parte! Pero tenemos otra referencia a la descendencia paralela, ahora de un cronista -Felipe Huamán Poma de Ayala-- y él considera la costumbre como netamente prehispánica y hasta de origen pre-inca. Hablando de la gente de la cuarta edad, la edad anterior a la de los Incas; dice (f. 67) ".... y avía bautismo de palabra y se bautízauan y le clavan sus nombres de sus pe (= padres) a las mugeres de sus madres a las crías". No obstante su gran importancia para entender la cultura Inca, el con– cepto de la descendencia paralela no ha sido estudiado todavía, con excepción del trabajo de Lounsbury. El señaló su importancia para el sistema de paren– tesco, y de apellidos. En varios otros libros de matrimonios y bautismos, que estudiamos principalmente en iglesias de pueblos del departamento de Ayacucho, encontramos también la costumbre cn cuanto a apellidos. Es, sin embargo, el documento que publicamos el primero que señala su importancia, también, para el sistema de herencia de tierras y para la per– tenencia de una persona a un ayllo (el grupo local a que uno pertenecía por tener tierras allí). Pues menciona (en documento 6) un linaje matrilineal, fe– menino de cuatro generaciones, en que todas las mujeres tienen el apellido Pillcosisa, y en que se hereda un pedazo de tierra únicamente de madre a hija. Recién en la quinta generación esta tierra pasa a un varón, pero este es entonces hijo único. y es este hijo que va a ser cacique gobernador del pueblo a que pertenece esta tierra, -Pucyura-- (doc. 6, 1780); su padre había nacido en otro pueblo, Urubamba, pero al casarse había venido a Pucyura (doc. 6, 1747). Una comprobación de nuestra interpretación en cuanto a la herencia encontra– mos además en el hecho que el único otro varón que había tenido derecho sobre esta tierra si no estuviese muerto ya, fue un descendiente de su bisabuela matri– lineal, llamado por el heredar su "primo". Como los diez documentos publicados tienen todavía más puntos de in– terés histórico y antropológico, discutiremos también en forma breve algunos otros puntos. Para mejor entendimieno de los documentos sigue aquí la genea– logía de todas las personas mencionadas. Las fechas tras los nombres indican los documentos en que se hace referencia a las personas; las fechas subrayadas indican los años en que estaban vivas. Doc. 1: a) El fundador del linaje masculino de que tratan los documentos, el de los Puma Orcosupa fue Don Francisco Poma Orcosupa Inga. Su padre Or- NOTA: En otros trabajos queremos estudiar la importancia de la descendencia pa– ralela para la estructura social y religiosa. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.17, 1967

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