Fénix 17, 63-91

64 FENIX ~etras .. para la c~,al la I~ctura y la es.cri~ura eran k;s medios indispensables para cumplir su función social de aprendizaje y maestría. Las otras clases sociales tenían otros instrumentos. otras funciones V otros medios de vida. Los conoci– mientos necesarios los recibían en los ámbitos familiar y laboral y los comple– mentaban ~on el aporte de ricos medios ele comunicación, como, por ejemplo, las artes visuales. La literatura se mantenía principalmente por la tradición oral, y aun. debe recordarse que el grueso de la creación literaria emanaba precisamente de las clases iletradas. El florecimiento intelectual de estas civi– lizacioncs fue grande. ]0 cual evidencia que el acceso general a la totalidad de la cultura no es indispensable para un alto grado ele ~ enriquecimiento cultural ele la colectividad. Y. dicho sea como complemento, también se puede afirmar (me el dominio de la escritura no es imprescindible para un alto grado de per– fcccionamiento individual, como lo prueba la existencia de numerosos sabios, santos y otros hombres excepcionales analfabetos. Es necesario destacar esto -·aun cuando no tenga absoluta validez actua1– para vulnerar el prejuicio que pudiera haber en las mentes comunes, arraigado por la educación contemporánea a base de libros. en el sentido de que el valor de éstos es absoluto y de que es insustituible la culturización mediante ellos. E~ un hecho que en la actualidad están desapareciendo rápidamente de la faz del mundo los analfabetos. Y es una realidad también que con las grandes masas de alfabetizados viene funcionando desde hace algún tiempo un proceso de ilus– tración libresca. Conviene saber que en este caso la escritura y el libro parecen jugar cuando menos un pape; inoperante. De acuerdo con cl criterio vigente, el grado de popularización que la cul– tura ha alcanzado debcría redundar en beneficio del acervo cultural de la sociedad. Sin embargo. esto no sucede. Es una opinión autorizada general que, por el contrario, la ilustración de las masas plantea hoy agudos problemas culturales de índole absoluta que en el pasado solamente se insinuaron. De estos proble– mas, se puede señalar tres que destacan por su envergadura: l. Una árida e inaccesible especialización en todos los campos de una dilatada "cultura", 10 que la hace inaprchcnsiblc en su conjunto para la mente humana, mueve a dudar sobre su carácter homogéneo y desvincula a los hom– bres en sus actividades. 2. Una extensa clase de hombres aparantcrnente cultos que busca y ostenta acopio de una gran ca ntidad de información --acorde con el crecimien– to de la "cultura't->- en desmedro de la profundización comprensiva. 3 . Un gran desconocimiento de la continuidad histórico-temporal de la época presente, que la desubica, aislándola y singularizándola absolutamente, impidiendo su comprensión como fase de la evolución humana. Esto se mani– fiesta principalmente en la confusión entre lo valioso y 10 que está de moda en los campos Jiterario y artístico, y en la estcrilizante suficiencia del hombre ac– tual, satisfecho con "su" ciencia y técnica. Ante la gravedad de estos problemas, que alejan a la cultura que los sufre del verdadero saber, podría surgir el interrogante dramático de si la alfabetiza– ción e ilustración de las masas es un factor provechoso o contraproducente para la civilización. Esta cuestión, sin embargo, es muy importante para juzgarse precipitadamente. Más prudente sería considerar previamente si la alfabetización e ilustración --especialmente ésta- se imparten eficazmente como medios. Res– pecto a la alfabetización, es un reproche frecuente que se hace a la Educación el de que no enseña a leer completamente. En cuanto a la ilustración, es evi– dente a primera vista que ella adolece de defectos saltantes. El pueblo, en una lectura generalmente obligatoria, deficientemente dirigida y organizada, ha en– contrado en los libros puestos a su disposición, por ejemplo, una historia de- Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.17, 1967

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