Primer Congreso Constituyente

148 PRIMER CONGRESO CONSTITUYENTE "Nuestras relaciones con la República de Colombia nos han pro– porcionado poderosos auxilios. Nuestra aliada y confederada no ha re– servado nada para nosotros: ella ha empleado su tesoro, su marina, su ejército en combatir al enemigo comun, como en causa propia. "El Congreso observará, por estas demostraciones de Colombia, el precio infinito que tiene, en el orden americano, la íntima y estrecha federación de los nuevos Estados. Persuadido yo, de la magnitud del bien que nos resultará de la reunión del Congreso de representantes; me he adelantado á invitar á nombre del Perú a nuestros confederados, para que, sin pérdida de tiempo, verifiquemos en el Istmo de Panamá, esa augusta asamblea que debe sellar nuestra alianza perpetua. "La República de Chile ha puesto a las ordenes de nuestro go– bierno una parte de su marina, mandada por el bizarro Vice Almi– rante Blanco, que actualmente bloquea la plaza del Callao con fuer– zas chilenas y colombianas. "Los Estados de Méjico, Guatemala y Buenos Aires, nos han he– cho ofertas de servicios; aunque sin efecto alguno a causa de la ce– leridad de los sucesos. Estas repúblicas se han constituido y mantie– nen su tranquilidad interna. "El Agente diplomático de la República de Colombia es el úni– co, que, en estas circunstancias, ha sido acreditado cerca de nuestro gobierno. "Los Cónsules de Colombia, de los Estados Unidos de América y de la Gran Bretaña, se han presentado en esta capital a ejercer sus funciones: el último ha tenido la desgracia de perecer de un modo lamentable: los otros dos han obtenido el exequatur correspondiente, pa– ra entrar en los deberes de su cargo. "Luego que los sucesos militares del Perú sean conocidos en Eu– ropa, parece probable que aquellos gobiernos decidan definitivamente la política que hayan de adoptar. Me lisonjeo que la Gran Bretaña será la primera que reconozca nuestra independencia. Si hemos de dar crédito á las declaraciones de la Francia, ella no está muy distante ele unirse a la Inglaterra en esta marcha liberal: y tal vez, el resto de la Europa, seguirá esta misma conducta. La España misma, si oye los consejos de su propio interes, no se opondrá más a la existencia de los nuevos Estados, que han venido a completar la sociabilidad del Universo. "¡Legisladores! Al restituir al Congreso el poder supremo que de– positó en mis manos, seame permitido felicitar al pueblo, por que se ha librado de cuanto hay de mas terrible en el mundo: de la gue– rra, con la victoria de Ayacucho; y del despotismo con mi resigna·

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