La expedición libertadora

98 enemigo y cuanto conduzca á imponer puntualmente de la situa– ción y circunstancias en que queda el ejército. 18~ Cuando las comunicaciones contengan algunas noticias ó relaciones, cuya reserva sea de conocido interés á la suerte del ejército, ó convenga por cualquier otra causa, se valdrá para los c.onceptos que quiera ocultar de la clave que se acompaña, de que quedará un ejemplar en el ministerio de la guerra para la inte· ligencia consiguiente 19~ La más estrecha unión y uniformidad entre todos los je– fes del ejército asegurará el desempeño del más arduo servicio y contribuirá muy principalmente al glorioso éxito de la campaña. El general dedicará su celo á tan preferente fin, debiendo disponer prontamente de cualquiera de sus subalternos que por su irregu– lar conducta, carácter díscolo, ó aspiraciones ambiciosas, intro· <luzca el descontento, murmuraciones, o divisiones, haciendolo juz· gar con arreglo á las leyes, si concibiese necesario imponer el es– carmiento con su castigo, ó determinará por una medida econó· mica su restitución á estas provincias ó remisión á cualquier otro punto, dando cuenta á este gobierno de las causas que lo hayan motivado. 20! Si entre los desgraciados accidentes á que va expuesto el ejército, llegase el caso desgraciado de tener que pedir capitu· ]ación, nunca se podrá convenir por el general en jefe ni ningu· no de sus subalternos, en que las Provincias de la Unión desistan de la guerra hasta conseguir su libertad, ni en que se comprenda ninguna otra alteración trascendental á la posición en que se hallen los ejércitos en las mismas provincias. 21~ Si el ejército enemigo fuese el estrechado á capitular se le concederá la ql!e sea más honorífica á nues tras armas, aten· didas las circunstancias que concurran, procurando, si es posible extenderla hasta exigir se desalojen absolutamente por las tropas de su nación, las provincias del Perú hasta el Desaguadero, como línea de demarcación, que las separa de las de Lima, con prohi· bición de volverlas á ocupar. El cumplimiento de cualquier tra· tado se asegurará con los mejores rehenes, que puedan adquirirse. 22~ Queda absolutamente prohibido al general en jefe, con· sienta por capitulación, en que las tropas españolas se retiren á Lima con armas ó sin ellas, y si las circunstancias del ejército reclamasen asentir á esta proposición, se hará de un modo vago, sujeto á una decente intrepretación para no darle cumplimiento. 23~ Si el enemigo no pudiendo sostenerse en el distrito de Santiago se retirase á la provincia de Concepción sin que sea po· &ible evitarlo, se forticarán los principales pasos de la orilla del

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