La expedición libertadora

i34 ciso considerarlo en un estado de desesperación, para que se expusiese á perderlo todo, todo, todo, en un golpe de mano. A más de las cuatrocientas frazadas remitidas de Córdoba, van ahora quinientos ponchos, únicos que se han podido encon– trar: están con repetición libradas órdenes á Córdoba para que se compren las que faltan al completo, librando su costo contra estas cajas. Está dada la orden más terminante al gobernador intendente para que haga regresar todos los arreos de mulas de esa ciudad y de la de San Juan; cuidaré su cumplimiento. Veo la enorme fuerza que va á reunir el número 8 con la es– davatura de esa provincia y considero que será muy convenien– te dividirlo en dos batallones completos, para hacer más amovi· ble su fuerza y mejor dirigida. Sólo el gobernador de ésa, Luzu– riaga, puede ser coronel del 8. Vea usted si convendrá separar– lo de ese gobierno para, que mande el regimiento y sino que se divida en batallones. De ningún modo es conveniente tener un cuerpo tan excedente en fuerza á los demás del ejército; esto lo manda la política militar. Está dada la orden para que se remitan a usted las mil arrobas de charqui que me pide para mediados de diciembre: se hará. Van oficios de reconocimiento á los cabildos de ésa y demás ciudades de Cuyo. Van Jos despachos de los oficiales. Van todos los vestuarios pedidos y muchas más camisas. Si por casualidad faltasen de Córdoba en remitir las frazadas, toque usted el arbitrio de un donativo de frazadas, ponchos ó mantas viejas de ese vecindario y el de San Juan; no hay casa que no pueda desprenderse sin perjuicio de una manta vieja, es menes· rer pordiosear cuando no hay otro remedio. Van cuatrocientos recados. Van hoy por el correo en un cajoncito los dos únicos clarines que se han encontrado. En enero de este año se remitieron á usted 1389 arrobas de charqui. El secretario de hacienda, Obligado, era un pobre hombre que no sabía más que decir no á todo indistintamente; le tengo separado con licencia, y este ramo va mejorando con el oficial mayor; pero es necesario un secretario y no Jo encuentro. Van Jos doscientos sables de repuesto que me pidió. Van doscientas tiendas de campaña ó pabellones, y no hay

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