La expedición libertadora

r.i.ás . Va el mundo. Va el demonio. Va la carne. Y no sé yo como me irá con las trampas en que quedo para pagarlo todo á bien que en quebrando, chancelo cuentas con tados y me voy yo también para que usted me dé algo de char– qui que le mando y ¡carajo! no me vuelva á pedir más, si no quiere recibir la noticia de que he amanecido ahorcado en un tirante de la fortaleza. Ahora entro yo también á pedir. Es preciso que usted tenga muy presente á nuestro Portillo de Córdoba, digno de nuestro aprecio, y que insinúe á su apo– derado Galigniana la más eficaz recaudación de la dependencia que le tiene encomendada, recomendando á Luzuriaga que lo proteja en justicia. Si le faltasen á usted oficiales, provéalos con despachos inte– rinos y deme cuenta para librárselos. No se descuide usted con sus oficiales y jefes, mire usted que si le arman una zancadilla, nos mean el bolo a todos. (71) Adiós, memorias á esas damas. Siempre será de usted íntimo. Juan Martín. Buenos Aires, 18 de Noviembre de 1816. Mi amado amigo: Hoy ha llegado el correo de ésa con la última carta de usted del 6, y la contesto por un extraordinario que le despacho con la noticia de haber ordenado que vengan quinientos hombres esco– gidos del ejército del_ Perú á reforzar el de usted. He visto que Marcó tiene cuatro mil hombres, y no quiero que se aventure el golpe que va á decidir de la seguridad del país y de la opinión

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