La expedición libertadora

145 debe ser nombrada por los soldados. ¡Se llevó el dominio el tal cual orden que iba apareciendo, y los pillos de cada población van á ser los electos para oficiales! Al director no le queda otra acción que la de dar los despachos. El director no es ya faculta– do para dar los grados de coronel mayor y brigadier sino el con· greso. Por fin el congreso se ha constituido en poder ejecutivo y yo no puedo continuar así, por que veo inevitable mi descrédito. Le he escrito por extraordinario diciéndole que es de necesidad ahora su presencia aquí; ellos tocarán los males y verán la nece· sidad de un remedio. Admírese usted. Después que me tenían sofocado en sus car– tas confidenciales, acusándome de que no tomaba medidas con· tra los malvados, han tenido valor para desaprobar completamen– te lo hecho con Dorrego, por no habérsele formado causa y juz– gádolo según las leyes. Es verdad que ha venido con la calidad de reservado, pero esto basta para ligarme á dejar correr los ma– les, sin atreverme a poner remedio. Usted sabe que en la cons– titución actual de insubsistencia de los gobiernos, todos temen comprometerse, y de aquí resulta que cuando se trata de escla· :·ecer los hechos por los trámites ordinarios, aparecen virtudes en lugar de vicios. No quiero hablar más de ésto que me tiene desesperado. La escuadra portuguesa bloquea ya á Montevideo, y el ejército dicen que se ha movido de Maldonado sobre la plaza. Los orien– tales se resisten á unirse á nosotros y yo me resisto á mandarles auxilios, que sólo han de servir para caer en manos de Jos portu· gueses, ó que se convertirán contra nosotros. Adiós, amigo querido: otros que tienen más lugar que le den á usted noticias. Su íntimo. Juan Martín. (76) Buenos Aires, 2 de enero de 1817. Mi amigo muy amado: No he contestado por extraordinario á la de usted del 15 pró– ximo pasado, porque no ha habido una necesidad de hacerlo hasta hoy que sale el correo de ésa.

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