La expedición libertadora

148 se remediará todo; y si no, yo largo sin remedio este lugar para otro zonzo que quiera hacer un sacrificio estéril de su opinión. No dirá usted que mi carta es corta: quisiera decir aun mu– cho rn~'>; pero conténtese usted con que le a~egure que lo ama con todo su corazón su íntimo amigo y frére. Juan Martín. -0- (17) Buenos Aires, 18 de enero de 1817. Tiene usted razón, mi amigo querido, en creer que no puede haber un vecino más perverso que Artigas: él ha despreciado mis oficios, mis insinuaciones, mis auxilios y ha decretado hacer la guerra á esta capital, cualesquiera que sea su suerte con Jos portugueses. Su intento principal es introducir el desorden en esta banda occidental, porque de él únicamente puede esperar su conservación. Esté usted cierto que el país es salvado si lo libramos de la anarquía; y que debemos contraer todos nuestros r.sfuerzos á destruirla y alejarla de nuestro suelo. Me dice usted que el enemigo ha cargado mucha fuerza al valle de Aconcagua He reconvenido al comandante de este parque sobre el des– arreglo y falta de numeración de los bultos remitidos á ese ejér– cito, y me ha protestado que es equivocación de usted ó mal in– forme que Je han dado. Yo no estoy contento con él y quisiera si fuera posible, mandase .usted formalizar un expedientillo cuan– to bastase para calificar el desarreglo en que ha remitido las mu– niciones, etc., y me diese cuenta con él. La montonera de Santiago del Estero se concluyó y su caudi– Ho Borges (a) Mandinga, fue fusilado: todo se disipó como una tormenta de verano, y se publicó un indulto general, exceptuando á otros tres cabezas que fugaron y eran perseguidos de cerca. Ya no hay remedio, amigo mío: yo be manifestado hasta aquí toda la lenidad y moderación posible; y si ésta ha engreído á los malvados, será muy otra mi conducta. Tiene usted razón en decir que somos muy débiles los ameri– ..:anos: Ja experiencia les irá enseñando sus deberes.

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