La expedición libertadora

150 gar el diablo con todos los que lo amamos. Espero el oficial que usted me ofrece mandar al ponerse en :onarcha con todos los planos, etc., aunque creo que sería mejor no emplear en esto un oficial, que en su venida y regreso con su socorro al canto costará lo menos trescientos pesos para el Esta– do. Todo puede venir por el correo, y si es posible como un le· gajo particular, y bajo una dirección privada por si acaso en el .:amino y territorio de Santa Fe hay alguna montonerilla, como léi. que quitó los fusiles. Aunque digo á usted en la instrucción que la municipalidad de Santiago nombre un presidente, también le digo que obre con arreglo á las circunstancias; y, pues, que al tiempo de en– trar á aquel país es preciso nombrar un jefe de Estado, para ale– jar toda sospecha que intentamos dominarlos; me parece muy bien que usted nombre á O'Higgins si es de su entera confianza. Obre usted, mi amigo, con entera libertad, seguro de que mien– tras yo esté aquí todo será aprobado como lo ha sido hasta aquí. Conozco la necesidad de llenar un sistema sostenido de unidad, y nada, nada, podrá alterarlo: la reconquista de Chile y el establecimiento del orden en él es nuestro objeto, y para con– seguirlo no debemos dejar estorbos en el camino. Adiós, mi querido é íntimo amigo, de su Juan Martín -0- {78). Buenos Aires, 24 de enero de 1817. Amado amigo mío: Ya va usted en viaje, según su última carta del 13. He visto e.l plano pero no he tenido aún tiempo de arreglarlo al detalle que me hace de sus marchas. Es preciso que Dios sea godo para que no ayude nuestra empresa. Me dice usted que me remite á madama Remedios, sin avi– sarme si ha salido ya ó no, ni cómo ni con quién viene. Esté usted seguro de que no le faltarán mensualmente los 80 pesos que usted le asigna como tampoco todo lo demás que sea gra-

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