La expedición libertadora

182 (107). Santiago, 31 de enero de 1820. Señor don Tomás Godoy y Cruz. Mi buen amigo: A la verdad, yo no sé qué contestar á su carta del 24: el in– cidente ocurrido en la provincia y su actual situación, me han llenado de desconsuelo; en fin, ya no hay otro arbitrio que el de 1 emediar los males por los medios que sean posibles. Alvarado debe permanecer en ésa el tiempo preciso para evi– tar los males que amenazan á ese pueblo, pues estoy persuadi– do que en el momento que él se separe con la fuerza de línea, Mendizábal cargará sobre Mendoza, pues su principal objeto ~erá envolver á toda la provincia en la anarquía. No es mi opinión el que se rompan las hostilidades contra San Juan; esto sería aumentar los males: si los hombre<; se in– teresan en el orden, él se restablecerá obrando con pulso. ¡Qué males á la causa general del país! Todos los elemen.os para la gran expedición se hallaban en el mejor estado: aun hay tiempo de remediar los males si el orden se restablece. Si se ha admitido la renuncia de Dupuv, mal semblante veo á las cosas. En fin, mi amigo, mi partido está tomado: voy á hacer el último esfu~rzo en b~neficio de la América s1 éste no J;)Ued.: re;i– lizarse por Ja continuación de los desórdenes y anarquía, aban– donaré el país, pues mi alma no tiene temple suficiente para presenciar su ruina. En breves días voy á Cauquenes: todos los facultativos me aseguran mi total curación. Adiós, mi amigo, lo es suvo siempre, su José de San Martín

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