La expedición libertadora

196 CARTA PERSONAL DE FELICITACION DEL DIRECTOR SUPREMO DE LAS PROVINCIAS UNIDAS, BRIGADIER JUAN MARTIN DE PUEYRREDON A SAN MARTIN, POR LA VICTORIA DE CHACABUCO (113) Buenos Aires, 25 de febrero de 1817. Gloria al restaurador de Chile. Sí, amigo mío querido, la fortuna ha favorecido los heroicos esfuerzos de usted y la América nunca olvi– dará la valiente empresa de usted sobre Chile, venciendo á la natura– leza en sus mayores dificultades. Usted venció y yo me glorio con us– ted y lo abrazo con toda la ternura de mi alma reconocida á sus ser– vicios. Esta es la expresión de un hermano: la del director supremo será de otra calidad. Ayer ha sido un día de locura para este gran pueblo: no tengo tiempo para expresar á usted los términos con que se ha explicado el sentimiento de regocijo público por la victoria de Chacabuco, cuya noticia llegó á las nueve de la mañana por pliego despachado por Luzuriaga. Eran las doce de la noche y aun se oía un ruido sordo de vivas y estruendo en toda la ciudad. La fortaleza y seis buques de nuestra marina hicieron salva triple. Escalada que conduce los plie– gos aun no ha llegado, y me tiene su demora impaciente porque quie– ro imponerme de algunos pormenores de la acción; lo que sé, por Lu– zuriaga, que usted con dos escuadrones de granaderos tuvo que me– terse entre las filas enemigas. De eso infiero, ó que la cosa estuvo apurada 6 que no tuvo usted un jefe de caballería de confianza; por– que en todo otro caso yo acusaría á usted del riesgo en que se puso. Dígame usted con la franqueza que debe lo que hubo en ésto; mien– tras yo quedo en el más grave cuidado con la noticia que también me da Luzuriaga de que en resultas de la fatiga personal que usted tomó en la acción, quedaba muy afligido de su pecho. Por Dios, cuí– dese usted, porque su vida y su salud interesan extraordinariamente al país y á sus amigos. _ Tengo cuatro cartas de usted de 29 y 31 de enero y 4 y 9 de fe– brero; pero como sus contenidos se limitan á darme noticias de sus marchas y operaciones hasta la villa de Aconcagua, nada tengo que decir en contestación, sino celebrar que con tanta maña se haya en– sartado el señor Marcó. Si por accidente cae en nuestro poder, trá– telo usted como caballero y mándemelo aquí sin demora para ense-

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