La expedición libertadora

265 DISCURSO DEL VIRREY DEL PERU EN LA JUNTA EXTRAOR– DINARIA DE TRIBUNALES DESPUES DE LA BATALLA DE MAIPO (145) Señores. El objeto de la extraordinaria convocación de vuestras señorias a esta junta es comunicarles las noticias que ha tenido este gobier– no de Jos recientes sucesos de la expedición de Chile, y conferenciar sobre las medidas conducentes a precaver cualesquiera perniciosas consecuencias que pudieran producir. Lo más auténtico que se tie– ne tocante a ellas se funda en el parte impreso de aquel gobierno insurgente que refiere: que las armas de S. M. vencedoras el 19 de Marzo anterior fueron completamente derrotadas el S del próximo pasado en el llano de Maipo cerca de Santiago. El anuncia el grande número de muertos y prisioneros que nos hicieron en Ja última acción, y haber sido poco el que perdieron los enemigos. Si no se tuviesen más datos que Jos que ministra dicho parte, deberíamos sus· pender el juicio sobre la entidad de nuestra desgracia, o calcular. por un criterio ajustado del estilo ponderativo que usan en sus pa– papeles para exaltar sus ventajas y ocultar sus daños. No habría de graduarse de irracional a cualesquiera que en Jo absoluto dudase de Ja verdad de su contenido, porque no fuera esta la vez primera que hubiese entrado en la falsa política de los rebel– des la idea de publicar por Ja prensa las más completas derrotas co– mo victorias ganadas: tanto más justa sería la desconfianza, cuanto que estarr.os cerciorados por la correspondencia de la Venganza de lo infinito que perdieron en Lircai, y lo callan; y sin apartar la vista del mismo parte se deduce que lo propio debe haberles sucedido en el Maipo, porque algunas de sus expresiones sueltas y la duración de Ja batalla califican Ja heróica resistencia que hicieron nuestras tropas, y de consiguiente Ja mortandad que deben haber hecho en las suyas por más que Ja apoquen Es sensible que nuestras incertidumbres no las haya disipado la venida de la Venganza, que se apartó del bloqueo de Valparaíso el 19 del presente, es decir, a los quince días de la acción del Maipo, a cuya fecha se ignoraba en aquel punto el fatal acontecimiento. Pero al paso que estas circunstancias nos permiten esperar, que no haya sido tal vez tan absoluta nuestra desgracia cual la pintan y confir-

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