La expedición libertadora

282 (151) Compañero querido: Buenos Aires, 24 de marzo de 1817. No ha llegado aún el correo de esa vereda y nada sé de usted desde su salida de Mendoza. Salieron Aguirre y Gómez por Norte América y llevan días de muy buen tiempo. Esto permanece en la misma serenidad que usted lo dejó. Por los impresos, habrá usted visto las ventajas adquiridas sobre el enemigo por La M'adrid en Tarija y por Güemes en Sal– ta: todo nos pronostica un buen éxito al gran golpe de nuestros intentos. Si Aguirre nos manda con prontitud lo pedido, la suerte de nuestro país es hecha. No pierda usted momento en remi– tir los cien mil pesos que deben mandarse a nuestros comisiona– dos, para que su demora no entorpezca el más rápido progreso de sus operaciones; cuanto más numerario les vean, tanto más crédito les facilitarán las casas emprendedoras. Madame Remedios sigue cada día mejor y ya debe usted des– cuidar enteramente de su vida: Alvarez hará a usted mejor relación de su estado. Yo sigo padeciendo con mis dolores, que me atormentan mu-. cho, y actua!mente con un fuerte constipado, que en otra situación sería despreciable, pero muy incómodo en la mía. Me hallo, amigo y compañero rr..ío, en un estado de casi desesperación. Necesito separarme a lo menos por algún tiempo de los negocios para establecer mi curación: el médico me lo or– dena indispensablemente y todos, todos, se oponen. Mis males son de calidad que de no repararlos prontamente, se dificultan, se hacen crónicos y harán miserables mis días. Dirija usted mis expresiones a O'Higgins, a quien no escribo: délas a Guido y demás amigos y mande en todo a su Juan Martín

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