La expedición libertadora

287 Consérvela usted, amigo mío, para que aseguremos la suerte de nuestro país y podamos después disfrutar en nuestras chacritas el premio de nuestras fatigas. Adios, mi amigo íntimo, de Juan Martín -o- (155) Buenos Aires, 25 de Agosto de 1817. Amigo muy amado: Por el correo que llegó ayer he recibido las cartas de usted de 22 y 30 de julio próximo pasado: la de 22 que casualmante fue la que leí primero, me puso en la mayor amargura por el estado amenazante en que usted me presenta su salud. La dificultad de encontrar sujeto de nuestra confianza que ocupase el actual pues– to de don Antonio Balcarce, había detenido la resolución de su marcha a ese país, para que descargando usted en él todo el peso militar, pudiese atender con menos embarazos a la reparación de su salud; pero veo que ya es preciso pasar por todo y hacerlo cami– nar a la mayor brevedad: así se hará amigo mío. La del 30 de usted y otra de igual fecha de nuestro Guido, es– critas desde la casa de campo, nos ha consolado: no dude usted, querido mío, que la separación del laberinto de negocios, la dis– tracción y la quietud del espíritu, restituirán a usted muy pronto a su perfecta salud; así lo esperamos y así lo deseamos con todo nuestro corazón, los que tanto por un afecto de pura amistad cuanto por la conveniencia pública conocemos todo el interés de la vida y salud de usted. No he visto en efecto la causa de Balaguer, pero lo haré con atención; y pues usted dice que es un excelente oficial subalterno; que me remita por conducto de usted un memorialito y será resti– tuido. Veo el armamento que t!ene la fuerza del mando de usted, pues me asegura que para el próximo septiembre se podrán reunir en el campo de instrucción 6000 hombres largos: supongo que esto

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