La expedición libertadora

291 Buenos Aires, 24 de noviembre de 1817. (157) Amado amigo mío: Se han pasado varios correos sin que haya podido escribir á usted, creí que en el campo tendría más lugar que en la corte y me he engañado en el todo: el despacho diario, los acuerdos que tengo que poner por mí mismo, contestaciones á consultas, la fir– ma, etc., etc., me ocupan la noche y mayor parte de la mañana, el resto del día lo tengo que dedicar á recibir y obsequiar visitas: esta vida no es tolerable. Antes de ayer á la noche recibí la última carta de usted, escrita como otras anteriores por amanuense, á causa de la debilidad de su pulso, á todas contestaré en una, luego que vuelva á mi chacra donde las tengo todas. Ayer tuve el gusto de ver á mi señora doña Remedios: se cono– ce aún que ha estado enferma, pero sigue reponiéndose y ya tiene usted compañera segura. He recibido las primeras noticias de nuestro Manuel Aguirre, refiriéndose á comunicaciones anteriores que no han llegado á mis manos: me incluye una carta para usted y otra para el director de Chile, que van en este correo. Como presumo que el contenido de todas debe ser uno sólo tengo por superfluo mandar copia de la mía. Se va á encontrar en apuros de gran tamaño, por no habérsele cumplido la remesa de los 100,000 pesos que están aún en las cajas de Santiago y su des– crédito va á hacer transcendental al de estos dos gobiernos. Haga usted, por Jesucristo, que vuele este dinero á cualquier costo que sea, porque todo es menos que nuestra desopinión en un país, en que se halla vacilante por los escritos de Agrelo y Pasos, etc. De todos modos el golpe se ha perdido, para el tiempo que lo tenía– mos dispuesto, pero no lo perdamos para siempre y con él el res– to de crédito que podamos conservar y restablecer con los ame– ricanos. Vengan pues, esos 100.000 pesos para hacerlos volar. Con ese mismo caudal se habrían armado aquí cuatro ó más buques de igual ó mayor fuerza como lo he dicho á usted repetidas veces y en oportunidad. Hace pocos días se remató el hermoso navío El Tritón con todo su velamen, etc., en 8000 pesos. En fín, esto no tiene re– medio, á menos que no venga de esa, haciendo un esfuerzo para mandar otros 200.000 pesos sobre los que deben remitirse á Agui-

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