La expedición libertadora

294 ejército unido, con la aceptación que merecen sus virtudes. Crea ·usted que sólo una persona como él podría asegurar mi con– fianza para ocupar ese lugar, por el tiempo que usted tenga que separarse. Aproveche usted la temporada de vacaciones para diver– tirse y restablecerse pues aun nos queda mucho que trabajar. Es sin igual la malignidad de Moldes y de Padilla: hoy debe traer Pintos la carta referente, que usted ha pedido y la incluiré en ésta. Me escribe O'Higgins remitiéndome el nuevo plano de Talca– huano y Concepción levantado por D'Albe: ó los enemigos han au– mentado considerablemente sus fuerzas (sobre lo que nada me di– ce) ó han quedado más débiles aumentando los puntos de aten– ción. No ha habido más noticia de Aguirre que la comunicada en el anterior correo con copia de su carta: al fin ha de ser preciso ha– cer un esfrerzo para armar aquí los buques necesarios: ya habrá usted visto que con doscientos mil pesos apenas podría poner en el mar dos fragatas de á 32 piezas y con el mismo dinero se habrían armado aquí lo menos cuatro de igual fuerza. Yo veo ya perdida es– ta campaña por habernos faltado Jos buques, y si no queremos per– der también la venidera, y que nos aniquilen las subsistencias de ese ejército es preciso buscar arbitrio para sacar del abismo 300.000 pesos y hacer aquí un armamento capaz de dominar esos mares; piense usted en esto, que es todo, ó el mayor de nuestros intereses actuales. Ya se rompió el baile en la Banda Oriental. Ereñú negó la obe– diencia á Artigas reconociendo la dependencia de este gobierno su– premo; Jo mismo han hecho otros varios jefes y pueblos de Entre Ríos, me pidieron auxilio porque Artigas los amenazaba de muerte, y en dos días se aprestó y salió una división de 600 hombres de to– da arma en su socorro: sé que llegaron al punto de su destino y nada más hasta ahora. ¿Quiere usted creer que el imprud,ente de Agrelo ha tenido el descaro d"' entrarse en ésta, á desdecirse de cuantas calumnias ha escrito, y a pedir misericordia? Pues así es, amigo mío, Jo tengo en un cua!tel. y he pedido al congreso que me exima de entender en este asunto: veremos lo que resulta, pero de ningún modo quedará en el país. Adiós, mi amigo muy querido, de su Juan Martín de Pueyrredón.

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