La expedición libertadora

300 Buenos Aires, 7 de agosto de 1818. (164) Señor don José de San Martin. Amigo el más querido: O'Higgins me dice que en la misma fecha que á mí comunicaba á usted la desgraciadísima ocurrencia con Guido; tomando este ne– gocio en consideración con la seriedad que él exige, se ha resuelto que inmediatamente se separe de Chile el objeto de su disgusto, por– que hemos recelado interioridades fatales. Urge mucho, amigo, que usted se ponga al momento en Chile; me lo insinuaron así varios ami· gos, y la calidad de los sucesos lo piden con prontitud. Las corr.unicaciones de Rivadavia sobre que usted me con– testa en su última del 25 próximo pasado en Mendoza pasaron al congreso para que me dé instrucciones: avisaré á usted su delibera– ción para que obremos de acuerdo. Veo que Pezuela quiere hacer otra intentona; y es en efecto el único recurso que le queda para conservarse en su silla. Si logra– mos destrozar el convoy, de que ya dí a usted noticias, serán vanos sus esfuerzos, pero sino habrá que trabajar aun por esa parte. Como la proclama de Carrera que usted me ha incluído han aparecido muchas, pero usted se equivoca en creer que ha sido im· presa en Buenos Aires: hace tiempo que no existe la imprenta de Gandarillas, única de quien pudiera presumirse tal atentado y además sabemos hace tiempo que se estaba imprimiendo ésta y un manifiesto igual en Montevideo en la casa de José Miguel y con una imprenta particular suya. A esta digna obra lo ayudaba el virtuoso Larrea; y Lecor sabía de estos trabajos. Despreciemos estos insul– tos y vamos á salvar el país. Es todo de usted y eterno amigo. Juan Martt,n de Pueyrredón. Vaya !!l demonio y no me vuelva á llamar viejo en su vida, por– que usted lo es más que yo y más fundido, etc.

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