La expedición libertadora

399 ta necesidad que usted se agite demasiado, y este clima le permita igualmente reposar el invierno para reponer su salud. Qué ratos tan amargos me hace pasar nuestro amigo Blanco con su regreso del bloqueo del Callao, y tan injustamente, que hoy mismo acabo de cerciorarme les ha sobrado un mes de víveres fuera de los que han desperdiciado, de suerte que la Elena María que debió de haber llegado a la inmediación del Callao seis días después del abandono del bloqueo, tal vez sea presa de los enemi– gos; ella conducía cinco mil quintales de víveres de todas clases, y lo que es más sensible, los cohetes incendiarios. Blanco está arres– tado y no saldrá más a la mar por mi voto; él ha abusado de nues– tra amistad por 0-0 ff. Los extranjeros se han portado muy bien, nos han prestado más de cuarenta mil pesos para el nuevo apresto de la escuadra, sin lo que no hubiera sido fácil su pronta salida, pues hay que pa– gar nuevo enganche a las tripulaciones extranjeras por haber ya cumplido el tiempo de su enganche, y como es costumbre entre ellos no exigirlo nuevo mientras estén en el mar, sea el tiempo que se fuere, así también es obligatorio volverlo a dar para nueva salida. Estos son los males que nuestro h: : Blanco nos está ocasionando y millares otros más en que no quiero detenerme. En este momento está entrando el corsario de Solar llamado el Chileno, trae una presa interesante porque es el depósito de más de d iez buques, que ha tornado y ha destruído. Su capitán dice que viene de Paita cuyo puerto había tomado el Lord Cochrane, y dado la vela de allí diez días antes de su llegada, según se decía para el río Guayaquil, donde estaba fondeado el convoy que fue a buscar a Paita, de cuyas fortalezas sacó dicho Lord Cochrane todos los per– trechos y artillería y la puso a bordo -también dice que sacó una crecida contribución;- luego que sepa los pormenores de toao esto avisaré a usted. Es amigo eterno su B. O'H;ggins.

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