La expedición libertadora

400 (228) Señor don José de San Martín. Mi compañero y amigo amado: No podré tranquilizarme hasta oir se haya usted aliviado del mal que lo aflige y acabo de saber por comunícacíones de nuestro amigo Guido, el silencio de dos correos me anunciaba su enferme– dad, por el siguiente espero saber si haya usted mejorado. La suspensión del bloqueo de Lima me tiene incomodado has– ta lo último, cada día siento más y más el peso de semejante resolución: el mismo Lord Cochrane ha sentido tal conducta, tanto más así cuando dicho Lord me asegura que toda la costa está pro– veída de víveres para los patriotas y él tuvo que dejar 500 vacas que le sobraron. Blanco podía haberlos hecho y adquirido para un año: el resultado es que me he hallado en grandes trabajos para encontrar numerario suficiente para el pago de nueve meses que se deben a las tripulaciones y para proveer de nuevo la escuadra con cuatro meses de víveres, por fin lo último ya está conseguido; y lo primero podré allanarlo en dos semanas, antes de cuyo término no podrá dar la vela la escuadra, pues se necesita de igual término pa– ra trabajar 400 cohetes incendiarios más, que se necesitan para in– cendiar la escuadra de Lima, que ya no se atreven a salir al mar los cobardes. La Curacio ha llegado: es alhaja preciosa. Pasado mañana salgo para Santiago a activar los aprestos ne– cesarios para la expedición. El Lautaro y el Pueyrredón salieron para Tafcahuano, el l? a traer dos anclas que se hallan en aquella bahía, la una pertene· ciente a la Isabel y la otra al San Martín, y el segundo a cruzar en la isla de Santa María. Recupere su salud y ordene usted cuanto guste a su amigo eterno, Bernardo O'Higgiri.s. P. D.- El bergantín Galvarino quedó cruzando al frente del Callao, cuando el Lord Cochrane dejó el bloqueo para este puerto.

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx