La expedición libertadora

414 otro que la empresa sobre Guayaquil. Esta produce la confusión en Jos enemigos, el acopio del numerario que nos falte y el aumen– to de nuestro poder para proteger con suceso a los pueblos. Si la expedición de España viene a Buenos Aires, entonces más que nunca debemos empeñarnos de abrirnos paso en el Perú. Nada importaría perder aquella capital si lográsemos dar un golpe a Li– ma. El influjo de este suceso disolvería las fuerzas españolas y vi– gorizaría nuestros pueblos para una guerra sostenida:. 'Piense usted sobre estas ideas y deme su opinión. Todos estos cálculos desaparecen si Cochrane es batido. En– tonces será preciso reconcentramos en Chile para ponemos a cu– bierto de una invasión de Lima que la realizará Fezuela luego que · sepa que nuestras costas están amagadas de tropas españolas. Yo he cansado a usted con una carta larga. Nuestra situación es delicada y es indispensable pensar y obrar: usted está indicado para ésto; yo lo siento por su persona, pero la naturaleza crea a unos hombres para afligir a sus semejantes y a otros para guiarlos y conservarlos. Usted está en esta escala entre nosotros; lo demás queda a sus sentimientos. Por acá se disfruta de tranquilidad: mucha miseria y pocos ca– minos para huir de ella. Contribuya usted a la unión de esos pue– blos y avanzaremos aunque sea gateando. Es amigo verdadero de usted, T. Gtiido. (238) Santiago de Chile, 15 de marzo de 1819. Señor don José de San Martm. Mi querido amigo: Ayer llegó Rojas y me ha entregado toda la papelada en cir– cunstancias de no poder contraerme cinco minutos a cosa algu·

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