La expedición libertadora

41 5 na por dolores agudos que me han atacado a la cabeza y a la cara; pero mañana procuraré despacharlo sin falta y contestaré a todas las cartas de usted. Anoche a las doce y media llegó Escalada. Para en casa, y ya ha recibido orden de suspender la marcha que se le había pre· venido para el sur y de replegarse a Curimón. A pesar de mi enfermedad, tuve ayer mismo una entrevista con el director y me aseguró que por su parte todo quedaría listo y que se tomaría aunque fuese a la fuerza mil reclutas para que pa– sen al otro lado; pero, sin embargo, yo veo grandísimas dificultades para todo, y mucho mayores por no estar usted aquí. Vuelven las tres cartas originales. Podemos sacar de ellas un gran partido si La Torre obrase de buena fe. Esos hombres, si co– nocen su tierra, deben buscar otro rincón en que meterse porque contra la inquisición no hay razón. Nada se pierde con que usted hable con La Torre sobre esto, que yo por mi parte haré el uso que crea mejor y Jo avisaré a usted, para lo que me he quedado con co– pia de estas cartas. Después de esta terrible tormenta de indios que se nos avisó por Freyre en 3 del corriente, nada hemos vuelto a saber del sur y suponemos se habrá disipado un poco. El bergantín Trinidad, procedente de Lima, arribó a Valpa– raíso, con los chilenos confinados que se hallaban en aquella ca– pital y los tres prisioneros que envió usted al Callao. Hasta ahora ninguno de ellos ha venido a esta capital ni hemos recibido el dia– rio de Lima, cuyo suplemento creo que este gobierno remitirá a usted. Ya no puedo más de mis dolores. Mañana, si puedo, hablaré a usted sobre el asunto general. Entretanto es su más fino amigo. Tomds Guido Esta noche se reunirán los amigos a tratar sobre el paso del ejército de los Andes. Veremos el resultado; si ésto se ha de ve– rificar (para desgracia de este país y de toda la América), costará doble no estando usted aquí. El tiempo es tan angustiado que ape– nas nos deja partido que tomar. A peor época no podía haberme asaltado una infernal fluxión que me tiene en un grito.