La expedición libertadora

422 (240) Santiago de Chile, 19 de marzo de 1819. Mi amigo querido: Rojas debió salir ayer, pero se ha detenido por falta de ca– balgaduras. Siempre llegará a tiempo de avisar a usted la salida de la artillería. Nada tengo que agregar a mis reflexiones que no aumente el <.onocimiento de que todo se lo lleva el demonio si se verifica el paso del ejército de los Andes. Yo ya hubiera escrito a nuestro go– bierno sobre eso, si acerca de este asunto hubiera recibido comuni– cación oficial, pero bastante he dicho a usted para que influya en nuestra suerte, tal como crea mejor. Ayer ha pasado el Senado una nota al Director, manifestándole los peligros que amenazan a Chile, si el ejército de los Andes repasa; creo que sus miembros están decididos a una expedición a las cos– tas del Perú, aunque sea de dos mil hombres, siempre que éstos queden ~e nuestro ejército; quieren también, según hoy me ha in– sinuado Rosas, que todo corra por una comisión separada de la se· cretaría de guerra. Algunos se explican ya con indignación contra Zenteno, y los más, en que la expedición no se ha hecho por la fal– ta de energía del gobierno. En fin, todos, excepto los pícaros, están persuadidos que no hay salvación posible si no se conmueve el Perú y viene la expedición de España. A pesar de todo, insisto como dirá a usted Rojas, en los apres– tos de auxilios de cabalgaduras, víveres, etc., para el ejército. El ba– tallón de cazadores viene en marcha, según me han escrito y los gra– naderos, me asegura Escalada, vendrán pronto. El Gobierno parece se presta con eficacia a dar sus órdenes, pero, amigo, todo falta. Si usted decide que precisamente continúen los batallones su marcha de Curimón. creo que será imposible sin dejar aquí la mitad de los útiles de cada cuerpo, si usted no envía quinientas mulas de carga. Balcarce, a quien he esperado estos días con las mejores ansias, impondrá a usted del verdadero estado en que se ve. Sobre todo tiemblo de la deserción, porque ha sido im– posible ocultar un movimiento tan complicado. Ya sabrá usted que Moldes se ha escapado: yo supongo que éste y Padilla vayan a Montevideo en la fragata Gertrudis, pertene-