La expedición libertadora

423 cientes a Ramírez, que está pronta para darse a la vela. He escrito a Zapiola la mande registrar al salir, por una persona de inteligen– cia y confianza. Muy buen estreno ha tenido Zapiola en Valparaíso con la fuga de los dos pájaros. Los confinados y prisioneros que han llegado, vienen en el ber– gantín Trinidad, perteneciente a nuestro Estado, que perdió Brown en Guayaquil. Se que ha traído pliegos para usted. Dígame si por su tenor puede considerarse o como buque parlamentario, pues s1 no lo es, me echo precisamente sobre él. En primera proporción remitiré a usted copia de una carta del obispo de Córdoba, desde el Janeiro, inserta en una Gaceta de Lima. Este pícaro a¡;>arece como un mártir de nuestra revolución, cuando el único crimen nuestro es no haberle aplicado las penas que tantas veces ha merecido. Los tres oficiales prisioneros nuestros que han regresado y con quienes he hablado, confirman las noticias anteriores. Pezuela au– menta su fuerza y la disciplina, pero la deserción es espantosa y la situación del pueblo en un continuo sobresalto. No dejaré de repetir a usted mis cartas. Yo deseo las suyas y muy especialmente la contestación a la del 18. Es muy singular no venga un sólo correo de Buenos Aires, cuando pasajeros y los ex– traordinarios atraviesan las pampas. Celebraría haya usted encontrado a Remedios buena, y que usted disfrute de tanta salud como lo desea su amigo eterno. T. Guido. Es a la verdad bien extraña la conducta de Zapiola en haber escrito a Buenos Aires, corno usted me dice, las desavenencias en– tre ambos, pero hay ciertos asuntos que usted debe despreciar y uno de ellos es éste. -o- (241) Santiago de Chile, 22 de Marzo de 1819. Señor don José de San Martín. Mi amadísimo amigo: Aprovecho el extraordinario que despacha Soler a Buenos

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