La Marina, 1780-1822

LA MARINA 103 mas leve desorden ni extravío el menor. Que llegó a tierra el con– fesante y puso a los prisioneros en una de las piezas altas de la Aduana, con su correspondiente guardia, y previno de contado al Subdelegado de Marina les asistiese con las dietas necesarias según el estado de cada uno, de cuenta del Estado, lo que se ve– rificó así según la razón de gastos que pasó el Confesante a la Comandancia. Que es cierto que el confesante antes de salir de la Cámara exigió de los prisioneros (fol. 83), toda la corres– pondencia de oficio y particulares lo que verificaron asi como igualmente el Contramaestre Victoriano Cárcamo que ya la te– nía prevenida. Que en este estado eran como las doce o mas de la noche quando el confesante conseptuó tomadas todas la providencias precisas de seguridad del buque, se retiró a su casa y de contado mandó dos expresos, el uno en solicitud del cirujano Hipólito Villavisencio, y el otro a la Comandancia de Piura dando parte el aprisionamiento del buque y del amparo que había hecho el confesante de él, con inserción del original parte que el Contramaestre le había pasado a tierra con los ya expresados José María Delgado y Andrés Cárcamo. Que siguie– ron algunos trámites de regocijo en el puerto, con vítores, repi– ques &a. y que el confesante obsequió (a) aquella gente del mejor modo que pudo. Que habiendo amanecido el día veinte y dos, a las seis de la mañana mandó el confesante tremolar su bandera con repiques de campanas y algunos fuegos sobre el muelle, a que contestó dicho Paylebot con la suya, que ya habían dispuesto en la mar, y salva de trece fusiles que tenían, un pedrero y dos esmeriles, y de contado los demás buques hicieron lo mismo. Que siendo las siete del día el confesante llamó al Subdelegado de Marina, se embarcaron en una barca, pasaron a bordo y no habiendo novedad en toda la noche, juzgando que el señor Coman– dante Militar de Piura había de llegar en ese día al puerto mandó abrir la Cámara e hizo sacar (fol. 83v) los equipajes a presen– cia de todos: los depositó en su propia casa muy bien acondicio– nados y resguardados con su correspondiente guardia, hasta el día veinte y tres a las siete del día en que llegó el señor Coman– dante Militar don Felix Olazábal, a quien dió razón de la opera– ción que había practicado. Que también es cierto llegó en igual tiempo el señor Gobernador Político don Manuel Dieguez, y que ambas autoridades pasaron a bordo con bastante gente de honor, de acompañamiento, y que dicho señor Gobernador formó un pro– lijo y menudo Inventario de quanto había a bordo; de tal manera, que hasta los botes de hojalata que un tiempo habían traído

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