La Marina, 1780-1822

LA MARINA 127 (fol. 104) mas de quarenta días, hasta que se le intimó nueva orden se alistase para dar la vela al puerto de Perico con escala en Payta. Que no trajo mas orden ni prevenciones que la de lle– gar a Talara y por las canoas o balzas que regularmente pescan en ese punto tomase lenguas del estado del puerto y con arreglo a esto si fuese de contrario largase a don Agustín Navarrete y a dofia Manuela Taboada, que venían de pasaje, y con el buque yo y los demás para Panamá o en donde mejor se pueda. Que es cierto que encontrando en los Negritos una balsa tocamos a ella, en que hacía de piloto Pedro Purisaca, y preguntándole el estado del puerto, llana y lisamente dijo que Truxillo y toda la provincia se hallaba por la Patria. Que en Payta habían cien hombres con lanchas y canoas prevenidos para el aprisionamiento del buque Correo. Que es cierto que este Natural ignoraba el buque con quien hablaba, porque ni aún bandera se le echó: con este motivo el Oficial don Agustín Navarrete se transbordó con doña Manue– la Taboada, don Lorenzo Moreyra, que era el Contramaestre del buque, don Manuel Bañales, dos mozos que en clase de sirvientes, todos conocidos y vecinos, casados con residencia fixa en Piura y Payta. Que es cierto que la resolución de éstos fué una noche de pesares para el que declara, quando se veía por todos lados no poder verificarlo así por respeto y consideración a unos pa– sajeros circunspectos que venían en el buque lleno de recelos, y aún reparando (fol. 104v) sus operaciones, a que se agrega la memoria tierna de su esposa y caros hijos que en matrimonio ha contraído en el tiempo de ocho años en este puerto y sin saber el destino que correría en otro lugar donde no tuviese conocimien– to de este. Que desde entonces no descansó de proyectar el modo como arribar al puerto bajo del pabellón de la Patria, hasta que el Contramaestre don Victoriano Cárcamo tomó el partido y reso– lución del aprisionamiento del buque: Que habiendo logrado con la mejor felicidad le dió las gracias y le hizo ver que ojalá y que mucho tiempo antes se lo hubiera comunicado por haber sido el primer exe de esta resolución, pues el amor y sistema del día no era despreciable y con mucho gusto suyo se sometía a él, sin embargo de sus obligaciones a que está constituido desempeñán– dolas con sus pobres facultades y limitada industria. Así se logró la empresa, poniendo bajo de cubierta y en clase de prisioneros a don José Enríquez de Guzmán, Superintendente de la Casa de Moneda de Santa Fé, don Cipriano Méndez Oficial del Tribunal de Cuentas del mismo lugar, el Teniente Coronel don N. Cortines, don Juan de la Cruz. don Manuel de Quesada Teniente de Fragata,

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