La Marina, 1780-1822

LA MARINA 303 la Escuadra; con todo, séanos permitido asegurar a U.S. "que el Excmo. Sr. Protector no ha pronunciado jamás las expresiones que maliciosamente inventó Lord Cochrane, y que lo único que S.E. dijo en el decurso de la conversación fué, que tal vez le harrn cuenta al Gobierno de Chile vender al del Perú algunos buques que necesitaba para guarnecer sus costas, aquellos de que inten– tase deshacerse para disminuir los gastos que causaba la Escua– dra". FOMENTA EL DECONTENTü. Con fecha 12 del mismo agosto vuelve Lord Cochrane a oficiar al señor Ministro de Marina sobre la delicada situación de la Es– cuadra, y dice que "el desmembramiento de la Escuadra para salvar 150,000 pesos que en justicia se debe, sería la causa de la pérdida total del poder y destrucción de las esperanzas del Gobier– no", y agrega más adelante: "por ahora he querido mas bien guíar una tempestad que podrá formarse, que permitir que despué¡:; brame libremente en su carrera destructora". Sívase U.S. notar: l ' Que ya aquí no reclama el valor de la fragata Esmeralda que en su oficio de 30 de julio pedía se le abonase: 2' Que aÚil después de las razones convincentes de S.E. solicita con obstina– ción se le pagasen los 150,000 pesos de haberes atrasados de las tripulaciones que debían ser satisfechos por este Gobierno; 3? QuP después de pintar con tan lúgubres colores la situación de la Es– cuadra, confiesa que el mismo había querido gutar la tempestad; esto es, acelerar el desmembramiento de aquélla. De nada servía que S.E., deseoso de conservar la buena armonía. exnidiese su favorable decreto sobre el ejército de mar de 15 de agosto inserto en la Gaceta del 17. El Vice-Almirante cada día renovaba sus pre– tensiones, las expresaba en lenguaje mas inmoderado, y fornen· taba el descontento con sus conversaciones entre los oficiales y marineros, hasta que recelando S.E. por la nota de aquel de l ? de settembre que estaba próxima a reventar la tempestad tan anun– ciada, le ofreció en oficio de igual fecha reconocer y pagar las deu– das del Gobierno de Chile a la Escuadra y también las del Protec– torado luego que lo permitiese el estado de los fondos públicos ACTO DE PIRA1'ERIA Nada basta; él deseaba tener dinero a toda costa, y por des– gracia la venida del ejército enemigo sobre Lima, en principios de setiembre, le proporcionó la ocasión de satisfacer su codicia, y de

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