La Marina, 1780-1822

LA MARINA 305 OFRECE DEVOLVER LA PLATA. El mismo se queja a S.E. de la deserción que experimentaba; y por cierto que este hecho no hace mucho honor a la veracidad del señor Vice-Almirante, así como no lo hace a su delicadeza el haber propagado la voz de que en el pailebot Aranzazu remitía 40.000 pesos al Gobierno de Chile. En nota de 13 de setiembre in– formó al Gobierno de que el día siguiente comenzaría el pago dP las tripulaciones impelido por las circunstancias y pidió se le man– dase el comisario si lo había. Para ver si de algún modo se podía aplicar remedio a la grave herida hecha a la causa de América, mandó S.E. al señor Ministro de Marina que pasase a bordo de la O'Higgins a tener una entrevista con Lord Cochrane y en ella ofreció éste devolver toda la plata en pasta, 20,000 pesos sellados, y todo el dinero tomado a los particulares. En consecuencia se le ofició el 24 en términos los mas razonables, previniéndole forma– sen los comisarios de cada buque el presupuesto del sueldo de un año que les correspondía con la exactitud y formalidad prescrita en los reglamentos dados a la Escuadra; hecho lo cual pasaría el intedente con el comisario de marina a bordo, se recibiría de todo el dinero sellado, pastas y piñas de la casa de moneda toma– das en Ancón, para salvar así la dignidad del Gobierno, pagaría con el primero las tripulaciones, borrando de este modo con la autorización de aquel el fatal ejemplo de que ellos se pagasen por si mismos, y conduciría a tierra las pastas y los 20,000 pesos, con– forme a lo convenido con el señor Ministro de Marina. SE RESISTE A DEVOLVER LOS FONDOS. No dudamos que U.S. se persuadirá que era imposible haóer adoptado en aquel estado de cosas una conducta mas adecuada para haber conciliado la dignidad y los intereses del gobierno del Perú con los de Lord Cochrane que suponía ser necesidades o deseos de las tripulaciones. Más no eran éstos los que Lord Cochra· ne deseaoa satisfacer; guiado por miras personales sórdidas, era excusado pensar en lo que no pudiese llenarlas. Así es que el 25 tuvo la temeridad de sostener a S.E. después de tener en su poder los documentos que se le habían remitido sobre las propiedades depositadas en la casa de moneda que todo el dinero pertenecía al Gobierno; resiste devolver al intendente aunque sea por momentos dinero alguno, asegurando que jamás había estado en su poder; diciendo que sólo serviría para renovar en la Escuadra la insubor-

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