La Marina, 1780-1822

LA MARINA 307 nero que se debía; pero que en todos los oficios decía recibirlo". ¿Este era el lenguaje que debía usar respecto del Gobierno del Perú el Comandante en Jefe de la Escuadra de Chile, un oficial que estaba sometido a las órdenes del Excmo. Sr. Protector por disposición de su Gobierno? Aún cuando Lord Cochrane hubiese tenido de su parte toda la justicia imaginable, ¿debía haber obrado nunca de la manera que lo ha hecho?, ¿debía haber dado tan ruidn– so paso en los momentos en que el enemigo amenazaba la capital? Si, debía; porque toda su conducta desde que llegó a Chile, sobra· damente manifiesta que el interés ha sido el único móvil y quizá no nos engañamos al asegurar a U.S. que el motivo principal de su disirusto con S.E. el Protector ha sido verse burlado en las espe– ranzas que concibió de adquirir una fortuna inmimsa con el indis· tinto embargo de propiedades españolas en Lima QUEJAS INFUNDADAS :Se echa de ver que fué para él un cruel desengaño el encontrar que el Excmo. Sr. Protector se proponía seguir una linea de poli· tica más generosa, conciliatoria y útil. Para probar, en lo posible, su criminal comportación se queja de que la Escuadra no ha sido atendida durante la campaña, y presenta en esto otra prueba de su falta de veracidad. Ella ha sido inmediatamente auxiliada con todo cuanto necesitaba y nos prometían nuestros escasos recur– sos. En los mismos días del suceso de Ancón, y cuando Lord Cochrane reclamaba tanto sobre víveres, ¿no se le dieron cuantos en aquellos críticos momentos pudieron proporcionársele?, ¿igno– raba acaso que la capital se hallaba pobrísima y sin valor alguno mientras se tomase el Callao, y que el Gobierno no podía propor– cionarle, de pronto, la considerable suma que demandaba la Es– cuadra?, ¿no sabía oficialmente que el 20 por ciento de los dere– chos de aduana estaba destinado para el pago de lo que se debía a la Escuadra y al ejército?, ¿no le había informado S.E. el Pro– tector de que le había dado orden al director de la casa de moneda para que, con preferencia a todo, sellase 150,000 pesos con el mis– mo fin de pagar a la Escuadra?, ¿podía exigir más cuando el Go– bierno no hacía dos meses que estaba instalado, cuando apenas (como dice el señor Ministro de Hacienda) se hallaban en embrión su existencia y sus recursos? Dejamos a la discresión de U.S. que decida si esto es en realidad lo que aparece del extracto que lleva– mos hecho de los oficios de Lord Cochrane, y especialmente de> la planilla que acompaña al oficio de 30 de julio, y pasaremos el

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