La Marina, 1780-1822

76 CAP. DE NAVIO JULIO J. ELIAS responsables. Que evacuado este paso le preguntó el que declara al Contramaestre Victoriano Cárcamo por los pr isioneros, el qual le contestó se hallaban en la Cámara baxo de la llave que me presentó en mis manos. Que en este estado le volvió a preguntar el declarante al Contramaestre a presencia de todos si en la bo– dega había algún cargamento o cosa de interés, a que se le con– testó que no lo había, y sí alg~··1:?.s frioleras como manzanas, loza de Lima & todo de la pertene:1cia de los marineros. Que con este motivo el que declara mandó encender luz y abriendo la Cámara entró a ella acompañado del Juez de Marina don Manuel Otoya y el Contramaestre, dejando en la puer ta de la Cámara al Alcalde don Miguel Pizarro, don Vicente Castañeda y don Manuel Reyes. Que reconociendo el estado de los p risioneros y la nin– guna curación que habían tenido los mandó vestir de contado y reconociendo sus camas a presencia de ellos mismos entró un criado y la acomodó para traerlas a tierra; haciendo el declarante que cada uno de los prisioneros cerrase sus arcas con llave y se las entregasen al que declara, y aunque (fol. 56 ) el Superinten– dente don José Henríquez de Guzmán puso a disposición del que declara una taleguilla de pesos como de doscientos poco mas o menos el declarante le dixo que por ningún motivo se hacía cargo de ese dinero fuera de arcas y que por lo tanto lo acomodase en su baúl y bien cerrado le entregase la llave, como se efectuó, y saliendo todos para afuera con sus correspondientes camas, se embarcaron en una lancha, y trajo el que declara a tierra, aco– modándolos en un pieza alta de esta Aduana con su cor respon– diente custodia, menos el Teniente Coronel Cortines que el Admi– nistrador de Correos se lo llevó a su casa con responsabilidad de su persona. Y que por supuesto que en el momento quedó la Cámara cerrada con llave y toda la guardia que para el efecto se llevaba encargada de esta custodia, quedando en dicha Cáma– ra todos los baúles de los prisioneros y las llaves depositadas por el que declara en el Juez de Marina don Manuel Otoya, hasta segunda determinación. Que evaquados estos pasos el que decla– ra se retiró a su casa dejando todo con la mejor seguridad, y como a las doce de la noche hizo dos expresos, uno con el Parte a la Comandancia Militar de Piura, acompañando igualmente el que le remitió el Contramaestre, y otro al sitio de la Huaca en solicitud del cirujano Hipólito Villavisencio (fol. 56v), y desaho– gado el que declara de estas ocupaciones mandó repicar las cam– panas y prorrumpiendo con todo el puerto los vítores que mere– cía la empresa. Que habiendo amanecido el veinte y dos el que

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