Fénix 48, 179-203

182 F énix . R evista de la B iblioteca N acional del P erú , N.48, 2020 dos tomos con su célebre división entre «Del lado de allá» y «Del lado de acá» 5 , tiene unas treinta mil palabras menos que Conversación.. . Tras un somero análisis, se puede concluir que no había necesidad de publicar Conversación... en dos tomos salvo por la —admirable— voluntad de Barral de halagar a su autor. Aunque Barral asegurara que tenía que ir «[e]n dos volúmenes para que no sea un libro monstruoso» y que «han de ser dos volúmenes siameses» (Aguirre, 2019, p. 769), hubiera bastado mantener el tipo de letra y la caja de texto regulares que utilizaban en la editorial para resolver el asunto. A la inversa, con Conversación... se aumentó el tipo de letra y se aumentaron los márgenes de la caja del texto, en ese formato se mantuvo en todas las reediciones incluso cuando para la sexta edición (1972) se les reunió en un solo volumen de 669 páginas. Por otro lado, hasta donde he verificado, Seix Barral no publicó novela alguna que sobrepasara las quinientas páginas; 6 sin embargo, Conversación..., con el formato agrandado, daba la impresión de rebasarlas por mucho, haciendo necesaria la división bipartita. Si Carlos Barral regaló a Vargas Llosa una edición que físicamente se asemejaba a las novelas decimonónicas que el escritor peruano admiraba, no se debió del todo a iniciativa propia. Casi un año antes de entregar el manuscrito, Vargas Llosa había pro- metido cuatro libros; cuando los entregó, estaba reducido sin piedad a cuatro partes 7 . Barral conservó sin embargo el proyecto majestuoso para la novela y, en la contratapa de Seix Barral, se señala que Conversación… «se compone de cuatro libros estilística- mente diferenciados». También Oviedo, en el ensayo que le dedicó, se refiere a Conver- sación... como «cuatro libros», probablemente por influencia de su trato personal con el autor (1982, p. 211). Cada volumen de Conversación… venía envuelto en una sobrecubierta transparen- te de acetato, característica de algunas colecciones de Seix Barral. Las portadas eran composiciones del fotógrafo catalán César Malet. Se ignora de cuánto fue el tiraje, pues la editorial no fue nunca rigurosa en las cifras y por tanto es imposible saber si la primera edición consistió de tres mil o cuatro mil ejemplares: la página de recuento de ediciones en la segunda edición indica que la primera fue de cuatro mil, pero la sexta edición indica que fue de tres mil. Una reseña de fechas cercanas incluso asegura que fueron seis mil que se agotaron «en escasos días» (Rico, 1970, p. 44). La colección de Seix Barral en la que apareció Conversación... , Nueva Narrativa Hispánica, existía desde 1966 y debía su nombre a razones comerciales antes que a 5 Quizás es conveniente señalar que la novela más larga de los escritores del boom fuera de la década del sesenta es una publicada en la década siguiente, Terra nostra (1975) de Carlos Fuentes. 6 Por dar dos ejemplos de nota, La casa verde tiene 430 páginas y Gran sertón: veredas de Guimarães Rosa, 464. 7 En la carta de MVLL a Abelardo Oquendo, 13 de noviembre de 1968, dice: «Tenía ya terminada Conversación en La Catedral , pero, conmuy buen olfato, esperé un tiempo antes de mandársela [a] Barral, y después descubrí que estaba enferma de elefantiasis. Me he puesto a castigar sin contemplaciones al desaforado retórico que llevo en el cuerpo, y convertiré los cuatro tomos en dos. Ahora el peligro es que de tanto adelgazar la historia se volatilice» (Aguirre, 2019, p. 764). Así que pasen cincuenta años: transfiguraciones de la primera a la última edición de Conversación en La Catedral

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