Fénix 32-33, 74-79

FENIX De este Imperio será dueño otra vez; y si en su mano está el premiar ¿qué premio podrá darle a quien lo debe todo? Asegurado podeis estar, que partirá no solo sus bienes, sus riquezas; sino el mando, poder y autoridad, con quien ha sido su amparo generoso. Señor, vamos. Vamos; no dilaremoseste gusto a mi adorado esposo 3. Más no será éste el feliz desenlace de la obra puesto que en la última escena Varcay se entera de que Huáscar tambi6n había muerto, desprendiéndose de las palabras de Almagro que su muerte habia acaecido a manos de Atahualpa antes de que pudiera háber sido rescatado por los españoles. El cotejo de los hechos históricos con la trama de esta obra pone de manifiesto la considerable distanciaque media entre ambas. Sabemos que Atahualpano tuvo pri- sionero a Huáscar por tres años ni que le ofreciera salvarle ia vida a su mujer si se ca- saba con él; ni tampoco es cierto que Pizarro quisiera rescatar a Huáscar ni que espe- rase a tecibir permiso de CarlosV para juzgar a Atahualpa. En cu&o a la postura espaiiola, el dramaturgo se cuida de que Pizarro y sus hombres *an bien parados.. Vemos también cómo a la hora de aludir a la muerte de Atahualpa no entra en deta- iies y mucho menos señala el papel de Pizarro en este asunto. Cabe suponer que CristóbalMaría Cortés conocía las crónicas que narran e s a s awsos y que conscien- te de eiio decidióhacer la historia a su modo pasando por alto algunoshechos histó- ricos poco favorables a los espafioles, tal como la ejecucion de Atahuaipa. Claro es que el dramaturgo no tenía por qué temer a la crítica tatd de la época consideran- do el bache por que atraviesa el teatro español de aquel entonces. De ahí que no nos sorprenda la buena acogida que aparantemente tuvo su obra y el premio que reci- bió. A los cien años de representarse esta pieza en Madrid aparecen otras obras tanto en verso como en teatro que retoman el tema de Atahualpa. Valga como botón de muestra este poema publicado en Lima, en La revista peruana en 1879. LA MUERTE DE ATAHUAISA por r Domingo Vivero Era de noche: sanguinoseas teas La hoguera del tormento iluminaba, Junto a ella el Inca, en ademán altivo, Oía sollozar a su esperanza! Encarnado en un hombre el fanatismo Oracionesde muerte murmuraban, Y eco repetía los quejidos de la doliente muchedumbre incana. 3. "Atahualpa. Tragedia premiada por la Viüa de Madrid. Su autor Don Christoval María Cortés". Dihrio de Madrid, No. 66, 1879, p. 27. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.32-33, 1987

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